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Las mujeres son la causa de todas las acciones de los hombres. Escribo esto porque hay mujeres leyéndome..

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......................Diplomacia es el arte de decir "que lindo perrito"... hasta que puedas encontrar una piedra.




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Damien Rice - The Blower's daughter (acústico)



And so it is
Just like you said it would be
Life goes easy on me
Most of the time
And so it is
The shorter story
No love, no glory
No hero in her sky
I can't take my eyes off of you
And so it is
Just like you said it should be
We'll both forget the breeze
Most of the time
And so it is
The colder water
The blower's daughter
The pupil in denial
I can't take my eyes off of you
Did I say that I loathe you?
Did I say that I want to
Leave it all behind?
I can't take my mind off of you



Bienvenida Paulita

Querida Paulita:
Todos tus tíos y tias postizos te damos la bienvenida y te deseamos una vida tan bella como sos vos.
Te mandamos mil besos y mil caricias.
Rodolfo Mederos - Buenas noches Paula
 



Get Your Own Player!


Petite Mort

Roja tu fuente,
pócima vitalizante,
vicio será tu nombre.


Dulce amenaza,
que arrodillada gime, 

en tu deseo la flor.

Mixtura sodomiza,
que delira rosarios,
carne tu penitencia. 

                                                                                                Pequeña agonía,
que coagula moribunda,
éxtasis nuestra pequeña muerte.                                                                                              

Desconfianza

Mientras muchos desconfían, yo me entrego.
A veces duele, pero el resultado final es satisfactorio,
me rodea gente que sabe querer.


Para la mayoría, primero sos un hijo de puta.
Para mi la gente primero es buena,
si me traicionan, los que se traicionan son ellos.

Mientras algunos atacan, elijo dar cariño.
A veces salgo herido, pero por suerte te tengo a mi lado.

En este mundo infectado de dolor,
aún quedan ganas de dañar sin sentido,
cuán vacío hay que estar para joder tanto.

x Serena Desquiciada

ESTO SE HACE ASÍ, CORAZÓN:
Ponés tu mano en mi nuca
tus labios en mi boca
y vas a ver
cómo en un instante
dejo de decir tantas boludeces...


http://estosehaceasicorazon.blogspot.com/ 



CADA MAÑANA AL DESPERTAR, NO PUEDO EVITAR ACORDARME DE LAS CAGADAS QUE ME MANDÉ EL DÍA ANTERIOR.   = (
Todavía no sé de que va lo de los blogs. Cómo se hace y eso. Pero quiero que ustedes dejen marca, porque para ustedes lo hago, Que hablen y quede aquí. Creo que si le dan a comentarios, aquí debajo se puede. Métanse. Los quiero conmigo. = )

Dislate real

Cómo puedo ser tan dual?
A veces me me pregunto de que va esta vida.
Me duelen cosas cuya existencia niego.
Me duele el alma.
No aprendí las reglas de juego.
Y ya no las voy a aprehender
No sé cómo se debe vivir, no sigo los parámetros establecidos.
Y me va mal.
Soy muy torpe. Soy bruto.
Acelero sin medir porque no me importa el riesgo.
Sé que va a salir bien.
Crédulo.
Elijo ser crédulo.
Lloro

AJEDRÉZ ?

Te tiro con mis peones, ataco con furia, pero tus caballos los aplastan con elegancia.
Reacciono; no sos fácil, mis alfiles desangran impiadosamente a tus peones y logran derrumbar una torre.
Tus alfiles, kamikazes, se sacrifican para acabar con los míos, y vos, Reina sigilosa y complicada, te escapas de la defensa de mis torres, y me arrinconás,  secundada por tu último caballo.
Mis peones se inmolan esperando un milagro, pero conmigo arrinconado, saben que la suerte esta echada. 
Jaque mate.
Mierda, como pude perder otra vez.
Es cierto que no jugaba hace años y que sos jodida. 
Creo que el amor no es mi juego.

Un poco de amor francés - Los redonditos de ricota

¿MAGA?
Una tipa rapaz,
(como te gusta a vos)
esa tipa vino a consolarte.
Un poco de amor francés,
no muerde su lengua, no,
(no es sincera, 
pero te gusta oírla...)
Es una linda ración,
con un defecto,
 (con uno o dos).
Y es un cóctel que no se mezcla solo.
Quiere, si quiere más
(ya no la engatuzás),
es una copa de lo mejor,
cuando se ríe.
El lujo es vulgaridad,
dijo y me conquistó.
(de esa miel no comen las hormigas) 

Balada de la primera novia

El poeta Jorge Allen tuvo su primera novia a la edad de doce años.
Guarden las personas mayores sus sonrisas condescendientes. Porque en la vida de un hombre hay pocas cosas mas serias que su amor inaugural.
Por cierto, los mercaderes, los Refutadores de Leyendas y los aplicadores de inyecciones parecen opinar en forma diferente y resaltan en sus discursos la importancia del automóvil, la higiene, las tarjetas de crédito y las comunicaciones instantáneas. El pensamiento de estas gentes no debe preocuparnos. Después de todo han venido al mundo con propósitos tan diferentes de los nuestros, que casi es imposible que nos molesten.
Ocupémonos de la novia de Allen. Su nombre se ha perdido para nosotros, no lejos de Patricia o Pamela. Fue tal vez morocha y linda.
El poeta niño la quiso con gravedad y temor. No tenía entonces el cínico aplomo que da el demasiado trato con las mujeres. Tampoco tenía -ni tuvo nunca- la audacia guaranga de los papanatas.
Las manifestaciones visibles de aquel romance fueron modestas. Allen creía recordar una mano tierna sobre su mentón, una blanca vecindad frente a un libro de lectura y una frase, tan solo una: "Me gustás vos."
En algun recreo perdió su amor y más tarde su rastro.
Despues de una triste fiestita de fin de curso, ya no volvió a verla ni a tener noticias de ella.
Sin embargo siguió queriéndola a lo largo de sus años. Jorge Allen se hizo hombre y vivió formidables gestas amorosas. Pero jamás dejó de llorar por la morocha ausente.
La noche en que cumplía treinta y tres años, el poeta supo que había llegado el momento de ir a buscarla.
Aquí conviene decir que la aventura de la Primera Novia es un mito que aparece en muchísimos relatos del barrio de Flores. Los racionalistas y los psicólogos tejen previsibles metáforas y alegorías resobadas. De ellas surge un
estado de incredulidad que no es el más recomendable para emocionarse por un amor perdido.
A falta de mejor ocurrencia, Allen merodeó la antigua casa de la muchacha, en un barrio donde nadie la recordaba. Después consultó la guía telefónica y los padrones electorales. Miró fijamente a las mujeres de su edad y también a las niñas de doce años. Pero no sucedió nada.
Entonces pidió socorro a sus amigos, los Hombres Sensibles de Flores. Por suerte, estos espíritus tan proclives al macaneo metafísico tenían una noción sonante y contante de la ayuda.
Jamás alcanzaron a comprender a quienes sostienen que escuchar las ajenas lamentaciones es ya un servicio abnegado. Nada de apoyos morales ni palabras de aliento. Llegado el caso, los muchachos del Angel Gris actuaban
directamente sobre la circunstancia adversa: convencían a mujeres tercas, amenazaban a los tramposos, revocaban injusticias, luchaban contra el mal, detenían el tiempo, abolían la muerte.
Así, ahorrándose inútiles consejos, con el mayor entusiasmo buscaron junto al poeta a la Primera Novia.
El caso no era fácil. Allen no poseía ningun dato prometedor. Y para colmo
anunció un hecho inquietante:
- Ella fue mi primera novia, pero no estoy seguro de haber sido su primer novio.
- Esto complica las cosas -dijo Manuel Mandeb, el polígrafo-.
Las mujeres recuerdan al primer novio, pero difícilmente al tercero o al quinto.
El músico Ives Castagnino declaró que para una mujer de verdad, todos los novios son el primero, especialmente cuando tienen carácter fuerte. Resueltas las objeciones leguleyas, los amigos resolvieron visitar a Celia, la vieja bruja de la calle Gavilán. En realidad, Allen debió ser llevado a la rastra, pues era hombre
temeroso de los hechizos.
- Usted tiene una gran pena -gritó la adivina apenas lo vió.
- Ya lo sé señora... dígame algo que yo no sepa...
- Tendrá grandes dificultades en el futuro...
- También lo sé...
- Le espera una gran desgracia...
- Como a todos, señora...
- Tal vez viaje...
- O tal vez no...
- Una mujer lo espera...
- Ahi me va gustando... ¿Dónde está esa mujer?
- Lejos, muy lejos... En el patio de un colegio. Un patio de baldosas grises.
- Siga... con eso no me alcanza.
- Veo un hombre que canta lo que otros le mandan cantar. Ese hombre sabe
algo... Veo también una casa humilde con pilares rosados.
- ¿Qué más?
- Nada más... Cuanto más yo le diga, menos podrá usted encontrarla. Váyase.
Pero antes pague.
Los meses que siguieron fueron infructuosos. Algunas mujeres de la barriada se enteraron de la búsqueda y fingieron ser la Primera Novia para seducir al poeta. En ocasiones Mandeb, Castagnino y el ruso Salzman simularon ser Allen para abusar de las novias falsas.
Los viejos compañeros del colegio no tardaron en presentarse a reclamar evocaciones. Uno de ellos hizo una revelación brutal.
- La chica se llamaba Gomez. Fue mi Primera Novia
- ¡Mentira!
-gritó Allen.
- ¿Por qué no? Pudo haber sido la Primera Novia de muchos.
Entre todos lo echaron a patadas. Una tarde se presentó una rubia estupenda de ojos enormes y esforzados breteles. Resultó ser el segundo amor del poeta. Algunas semanas después apareció la sexta novia y luego la cuarta. Se
supo entonces que Jorge Allen solía ocultar su pasado amoroso a todas las mujeres, de modo que cada una de ellas creía iniciar la serie.
A fines de ese año, Manuel Mandeb concibió con astucia la idea de organizar una fiesta de ex-alumnos de la escuela del poeta.
Hablaron con las autoridades, cursaron invitaciones, publicaron gacetillas en las revistas y en los diarios, pegaron carteles y compraron masas y canapés.
La reunión no estuvo mal. Hubo discursos, lágrimas, brindis y algún reencuentro emocionante. Pero la chica de apellido Gómez no concurrió.
Sin embargo, los Hombres Sensibles -que estaban allí en calidad de colados- no perdieron el tiempo y trataron de obtener datos entre los presentes.
El poeta conversó con Ines, compañera de banco de la morocha ausente.
- Gómez, claro
-dijo la chica-.
Estaba loca por Ferrari.
Allen no pudo soportarlo.
- Estaba loca por mí.
- No, no... Bueno, eran cosas de chicos.
Cosas de chicos. Nada menos. Amores sin cálculo, rencores sin piedad, traiciones sin remordimiento.
El petiso Cáceres declaró haberla visto una vez en Paso del Rey. Y alguien se la había cruzado en el tren que iba a Moreno. Nada más.
Los muchachos del Angel Gris fueron olvidando el asunto. Pero Allen no se resignaba. Inútilmente buscó en sus cajones algún papel subrepticio, alguna anotación reveladora. Encontró la foto oficial de sexto grado. Se descubrió a sí mismo con una sonrisa de zonzo. La morochita estaba lejos, en los arrabales de la
imagen, ajena a cualquier drama.
- ¡Ay, si supieras que te he llorado....! Si supieras que me gustaría mostrarte mi hombría... Si supieras todo lo que aprendí desde aquel tiempo...
Una noche de verano, el poeta se aburría con Manuel Mandeb en una churrasquería de Caseros. Un payador mediocre complacía los pedidos de la gente.
- Al de la mesa del fondo le canto sinceramente...
De pronto Allen tuvo una inspiración.
- Ese hombre canta lo que otros le mandan cantar.
- Es el destino de los payadores de churrasquería.
- Celia, la adivina, dijo que un hombre así conocia a mi novia...
Mandeb copó la banca.
- Acérquese, amigo.
El payador se sento en la mesa y aceptó una cerveza. Después de algunos vagos comentarios artísticos, el polígrafo fue al asunto.
- Se me hace que usted conoce a una amiga nuestra. Se apellida Gómez, y creo
que vivía por Paso del Rey.
- Yo soy Gómez
-dijo el cantor-.
Y por esos barrios tengo una prima.
Despues pulsó la guitarra, se levantó y abandonando la mesa se largó con una
décima.
- Aca este amable señor
conoce una prima mía
que según creo vivía
en la calle Tronador.
Vaya mi canto mejor
con toda mi alma de artista
tal vez mi verso resista
pa' saludar a esta gente
y a mi prima, la del puente
sobre el Río Reconquista.
Durante los siguientes días los Hombres Sensibles de Flores recorrieron Paso del Rey en las vecindades del río Reconquista, buscando la calle Tronador y una casa humilde con pilares rosados. Una tarde fueron atacados por unos
lugareños levantiscos y dos noches después cayeron presos por sospechosos.
Para facilitarse la investigación decían vender sábanas. Salzman y Mandeb levantaron docenas de pedidos.
Finalmente, la tarde que Jorge Allen cumplía treinta y cuatro años, el poeta y Mandeb descubrieron la casa.
- Es aquí. Aquí están los pilares rosados. Mandeb era un hombre demasiado agudo como para tener esperanzas.
- No me parece. Vámonos.
Pero Allen tocó el timbre. Su amigo permaneció cerca del cordón de la vereda.
- Aquí no es, rajemos.
Nuevo timbrazo. Al rato salió una mujer gorda, morochita, vencida, avejentada. Un gesto forastero le habitaba el entrecejo. La boca se le estaba haciendo cruel. Los años son pesados para algunas personas.
- Buenas tades
-dijo la voz que alguna vez había alegrado un patio de baldosas grises.
Pero no era suficiente. Ya la mujer estaba más cerca del desengaño que de la promesa.
Y allí, a su frente, Jorge Allen, más niño que nunca, mirando por encima del hombro de la Primera Novia, esperaba un milagro que no se producía.
- Busco a una compañera de colegio
-dijo-.
Soy Allen, sexto grado B, turno mañana. La chica se llamaba Gómez.
La mujer abrió los ojos y una niña de doce años sonrió dentro suyo. Se adelantó un paso y comenzó una risa amistosa con interjecciones evocativas. Rápido como el refucilo, en uno de los procedimientos más felices de su vida, Mandeb se adelantó.
- Nos han dicho que vive por aquí... Yo soy Manuel Mandeb, mucho gusto.
Y apretó la mano de la mujer con toda la fuerza de su alma, mientras le clavaba una mirada de súplica, de inteligencia o quizás de amenaza.
Tal vez inspirada por los ángeles que siempre cuidan a los chicos, ella comprendió.
- Encantada -murmuró-.
Pero lamento no conocer a esa persona. Le habrán informado mal.
- Por un momento pensé que era usted
-respiró Allen-.
Le ruego que nos disculpe.
- Vamos -sonrió Mandeb-.
La señora bien pudo haber sido tu alumna, viejo sinvergüenza...
Los dos amigos se fueron en silencio.
Esa noche Mandeb volvió solo a la casa de los pilares rosados. Ya frente a la mujer morocha le dijo:
- Quiero agradecerle lo que ha hecho....
- Lo siento mucho... No he tenido suerte, estoy avergonzada, míreme....
- No se aflija. El la seguira buscando eternamente.
Y ella contestó, tal vez llorando:
- Yo también.
- Algun día todos nos encontraremos. Buenas noches, señora.
Las aventuras verdaderamente grandes son aquellas que mejoran el alma de quien las vive. En ese único sentido es indispensable buscar a la Primera Novia. El hombre sabio debera cuidar -eso sí- el detenerse a tiempo, antes de
encontrarla.
El camino está lleno de hondas y entrañables tristezas. Jorge Allen siguió
recorriéndolo hasta que él mismo se perdió en los barrios hostiles junto con todos los Hombres Sensibles.

A Case of You - Joni Mitchell

¿Un cuento?

Qué voy a hacer con tanto cielo para mí, dice Ciro en la radio.
Ni bien atravesó la puerta solo atiné a contemplarla, admirar su belleza, su silencio, su pudor, su dulce sonrisa nerviosa.
En un paso estaba frente a su respiración, no pude hablar. Solo tome su cara con ambas manos y apoye mis labios en los suyos. La respiración se hizo una sola. Por varios minutos nos prestamos el aliento. Como un imán, su boca me impedía separarme un solo milímetro. Sentía que su perfume entraba en mi por todos los poros, incluso mientras el recuerdo vuelve a mi y me apura a escribir estas palabras sigo sintiéndolo. Acaricié su nuca, su cuello de cisne.

Temía separar mi boca de la suya, porque sería como terminar el beso.
Primero cayó su cartera, que sonó pesadamente en el piso de madera, después fue su abrigo y de ahí a que nuestra piel sea una solo faltó un suspiro.
Seguíamos prestándonos el mismo aliento que se nos acababa y nos obligaba a tratar de respirar sin separar nuestras bocas, nuestros rostros.
Cuando mi campera cayó al piso no pude más que observar tiernamente sus pechos pequeños, dulces expectantes y deseados. Apreté su cuerpo al mío con firmeza. Ahora junto a nuestro aliento se confundían nuestros latidos que al unísono me daban la idea que podía oírse desde las casas contiguas.
Las palabras eran pocas y no alcanzaban a salir completas de nuestras bocas, no hay mucho decir cuando el cuerpo habla, y la respiración y los suspiros son una melodía. Una pequeña porción de luz entraba por una extraña ventana que sólo nos daba una idea de nuestros contornos.
Ni bien recuperé el ritmo de mi respiración me alejé unos centímetros para observarla, lo que ella regalaba a mi vista era igual o mejor que aquello que le daba a mi boca.
Sólo pude sonreír.
-¿te reís de mi? Preguntó con ternura adolescente.
Mis palabras hacía rato que me habían abandonado, solo pude responder con un beso, que nos ubicó de nuevo donde habíamos empezado.
Después solo fueron caricias, besos, abrazos, dulce sudor y un camino por un cielo que no conocía